jueves, 8 de agosto de 2013

Cartas desde el Palmar - Hovik Keuchkerian

parece un libro de poemas,
mejor dicho:
cartas hechas poema.
cada una para su destinatario
todas del mismo remitente:
Hovik.
para que nos ubiquemos:
Hovik ya campeón de España de boxeo,
y antes de los monólogos.
antes de Lokura y de Diarios y desvaríos;
el primer libro de poemas de Hovik.

y así es como yo lo veo:

te veo sentado frente al mar
con una caja entre las manos
podría ser de zapatos
-de zapatos de algodón-
en cualquier caso, un joyero:
la caja en la que se guardan 
pedacitos de recuerdos.

veo en tu caja de tesoros
caracolas
un puñado de arena
un mechero
dos chapas de cerveza
pedazos de vidrio antaño afilados
suavizados por el baile del mar
servilletas con versos
besos con sal y luna
postales con salitre
y una duna.
versografías de gente querida
el nombre de un bar
humedad de amaneceres en la playa
metidos en los huesos, 
botones de vida,
punzadas de muerte.
amuletos.
olor a hogar.
la factura 
de una llamada a Dios
y tres veces un sueño.

y me provocas
casi dos metros,
cerca de cien kilos
de ternura.

y este poema,
-página 28 
de la primera edición (2006)
en la editorial Sinmar
a la que después de publicar tu libro,
supongo,
tuvieron que cambiar el nombre-
con un destinatario peculiar:
nadie.

(es decir, todas,
ninguna, la una que es todas,
los millones de nadie,
cualquiera)

...

A nadie

De mí para ti.
De lo que conozco a lo que me es
extraño.
De mi falta a tu abundancia
de mi abundancia a tu necesidad
de mi necesidad a tu secreto
de mi engaño a tu calma.
De lo que sea para quienes sea
que somos los mismos,
de aquí para allí,
viviendo en otro cuerpo.
De mis recuerdos de mentira
a tus sueños de verdad.
De lo que pasó
a lo que no pasará nunca.
De mi casa de hormigón
vacía por dentro,
a tu vida de paja
que se hará fuego.
De mi aliento cansado
al hambre de tus ojos.
De mis sudores bajo la manta
en mi habitación
a tu sonrisa regalada al cielo.
De mis sueños de bandido solitario
al tren que me acerca al trabajo.
De mi adiós temprano
a tu acogida inmortal. 

...

(y me provocas
casi dos metros
cerca de cien kilos
de ternura)