llevan dos veranos en mi ventana, que es más de lo que duran
muchas parejas de humanos.
son felices, todo lo que pueden ser felices los lagartos
que no sé si es tan diferente a cómo pueden serlo los humanos, porque
tienen barra libre de polillas,
una ventana con luz hasta muy tarde,
un hueco donde hibernar en invierno,
han tenido descendencia
y posiblemente tengan más.
según todos los estándares
son unos triunfadores de la vida
pero dejando de lado por un momento la perspectiva biológica
la evidencia es
que mis dragones se hacen arrumacos
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