jueves, 5 de enero de 2012

Un libro para Slavi

Es más difícil de lo que esperaba regalar un libro a un niño de nueve años. Pero Slavi lo merece. Sería sólo el niño simpático y bien educado que vive con su familia al otro lado del rellano, si no fuera porque es Slavi. 

Si no fuera porque siempre hacía caricias a Chano. Si no fuera por el dibujo de un pokémon que me regaló hace años, cuando era un mico. Dedicado y todo. Para Valeria. Si no fuera por la vez que me recitó de memoria, en el rellano del segundo piso, un poema muy bonito que le habían enseñado en el cole. Si no fuera por aquella vez en que subía las escaleras eufórico y al verme bajando exclamó ¡hoy he llegado primer en natación!. Si no fuera porque en un incidente doméstico -una puerta que se cerró demasiado rápido- se le destrozó una uña y parte del dedo y me enseñó muy orgulloso y nada quejica su herida de guerra. Si no fuera por la vez que -después de invitarme varias veces-estuve merendando en su casa -él había hecho zumo de naranja para todos y sus papás habían comprado una tarta porque yo iba esa tarde a merendar- y jugamos al escatérgoris; si no fuera porque sus padres trabajan todo el día y él siempre está con su abuela, que es una gran persona y muy sabia y el pilar de esa familia que cuida a Slavi, limpia la casa, hace la compra y vende cosméticos por catálogo además de regalarnos dulces búlgaros y pulseras de la buena suerte que hay que llevar hasta el comienzo de primavera y entonces atar a la rama de un árbol. Si no fuera porque su abuela y sus padres son búlgaros pero él no habla ni lee búlgaro. Si no fuera por ese detalle, Slavi tendría más libros que leer. Me cuesta imaginar que yo no hubiera tenido ahí para mí los libros de mis padres y de mis hermanos mayores. Pero él es hijo único de padres humildes y hablantes -leyentes- de una lengua que él no habla ni lee.

A Slavi, al contrario que a mucha gente por aquí, no le importa haber nacido el 7 de Enero, porque en Bulgaria pasan bastante de los reyes magos. Y me lo dijo la tarde que merendé en su casa, mi cumple es el 7 de enero, ¿vendrás? y me apunté su cumpleaños y había pensado regalarle un libro. 

A Slavi no le importa haber nacido en estas fechas, pero las tiendas están llenas hasta la bandera. Y los ratos en los que he podido buscar algo no lo he encontrado. La primera opción era un buen libro de animales, que le gustan mucho. Pero no encontré nada que mereciera ni la pena ni las colas eternas que había en todas partes.

Esta tarde al salir del curro he pasado por dos librerías pequeñas a probar suerte. Buscaba algo como La Historia Interminable o Sin noticias de Gurb o incluso La princesa prometida, libros que me fliparon de niña. Pippi Calzaslargas está descatalogado casi en su totalidad. Bueno, en la primera librería no tenían nada de eso. Libros de tapas estridentes para preadolescentes, malas o regulares versiones de clásicos y mal o regular editadas, libros de naturaleza desfasados o muy infantiles, y todo un poco chof.  La segunda es una modesta papelería en la que tienen los típicos libros infantiles y juveniles que mandan leer en el cole. Pero bueno, por probar. Ahora está claro que me toca madrugar el sábado e ir a una librería grande con las ideas claras y el espíritu estoico para esperar la cola que haga falta, porque Slavi lo merece y no he encontrado nada. 

Eso sí, son majísimas, en la papelería. Madre e hija. Negocio familiar en todos los sentidos. Todo queda en el barrio, así que al describir a Slavi han sabido perfectamente a qué niño me refería. Allí te cuentas las cosas mientras te enseñan otras, pero cuando he preguntado mis tres favoritos y no los tenían -los habían tenido hasta hacía no mucho, Sin noticias de Gurb hasta la semana pasada- ya sabía que iba a ser muy difícil dar con algo. Me han sacado muchos libros. 

-¿Y El alquimista?

-No, no, para nada. 

-¿Y eso? ¿No te gusta Coelho? ¡Si es muy bonito!

sí,recuerdo que una vez lo leí y luego cagué purpurina. estuvo bien.

-Sí, sí, bonito sí que es, pero...bueno, mejor otro. 

-Creo que teníamos por ahí Juan Salvador Gaviota, que también es así muy tierno...

ay

-Sí, lo conozco, pero no... 

-Mmmm a ver... ¿La guerra de los mundos?

-Me pareció un tremendo coñazo. Es de un rollito que en su época y tal seguramente sí acojonaba más. Creo que para Slavi no. ¿A los niños les siguen mandando leer La guerra de los mundos

-Sí, sí, aunque igual un poco más mayores...¿y éste del Niño del pijama de rayas?

campos de concentración y eso. quizá para otro momento. quiero que lea algo bueno y disfrute o se descojone, no que empiece a pensar que todo es una mierda. no hay necesidad. 

-O este de Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar. 

-Mmmmm no sé...

creo que ya no me fío de los títulos que llevan la palabra 'gaviota'

Total, que mañana está todo cerrado y el sábado madrugo porque tengo que encontrar un buen libro para Slavi. 

Ya te digo yo quién iba a madrugar, si no fuera porque es Slavi.